Preescolart






De niño, el juego que más me gustaba consistía en construir un espacio cómodo, habitable entre los sillones del salón de mi casa, utilizaba para ello mantas, cojines, toallas, discos de vinilo, libros y demás objetos que encontraba. Jugaba al recogimiento y a la construcción en el sentido más amplio.



En la actualidad este sigue siendo el juego que más me gusta, por eso cuando me asenté en Madrid, alquilé un local que me permitiera seguir jugando a esto pero en serio... El local que encontré era una pequeña guardería que había cerrado sus puertas hacía tres años porque el complejo de edificios en el que se ubica ya no quedaban niños, me vino como anillo al dedo. Un local que había sido ocupado por niños de cuatro y cinco años hasta que lo cerraron, y por jóvenes un tanto gamberretes, a los que les gustaba romper inodoros, lavabos y ventanas, llegaron a provocar un incendio quemando las colchonetas y juguetes didácticos de la guardería, ahumando así las paredes del espacio.


































Para cuando lo alquilé, el local era ya muy bello. Será por lo evocadoras que me resultaron esas huellas de una infancia ajena, desconocida y extinta, en un entorno tan desolado por el humo y el fuego, que vislumbraba un resurgir de entre las cenizas. En la pizarra todavía estaba pintada con tizas de colores, la lección de las vocales y en el suelo, marcados con cinta aislante algunos ejercicios de psicomotricidad.



Las huellas de una vasta destrucción y la simbología de dos grupos distintos: niñitos en sus primeros pinitos con el sistema, y adolescentes en sus primeros pinitos anti sistema, me resultaban de lo más poético.


Aquí estoy con mi gran amigo Alejandro. Decir que sin el este proyecto no habría visto ninguna luz.














Es más, el hecho de que tuviera que empezar de cero, sin baño, cocina ni habitación, solos yo y mi colchón era lo que más me gustaba. Me obligaba a plantearme el reto de habitar y construir el espacio como hacia de niño. Ahora con la historia del lugar y los conocimientos prácticos que había adquirido en mis estudios de bellas artes podía comenzar.





Los materiales a utilizar ya no eran los que encontraba por casa, sino los que encontraba por la ciudad, maná de una sociedad consumista que yo transformaba para adaptar al espacio.



La creación artística en este lugar se convirtió casi en "una cuestión de supervivencia", y es por esto que La primera obra que construí era la que más necesitaba: una bañera grande inspirada en Gaudí. Me salio enorme, y la hice como me enseñó mi profesora de escultura Mª Isabel Sánchez Bonilla, a base de fibra de vidrio, cemento y gresite. ( para ver como construir objetos resistentes e impermeables con esta técnica puedes acceder a esta otra publicación)

Dadas las dimensiones de la bañera-piscina, nos quedó un espacio bastante reducido, un pasillo por el que acceder al vater, en este pasillo tenía que ir por fuerza el lavabo ya que no había más espacio, así que hubo que pensar un poco. En aquella época estaba estudiando con mucho entusiasmo a Marcel Duchamp, me resultaban muy inspiradoras sus obras.


Aquí dejo un enlace por el que acceder a la historieta de este lavandino. 


Un día, después de unos dos meses en el local, vino un fontanero a localizar un fuga de agua que había en el subsuelo del baño, se traspasaba hasta el garaje del edificio, dicha fuga que debí provocar yo mismo al derribar la pared que separaba el baño de los niños del de las niñas, fue ese maravilloso fontanero en su búsqueda de la avería quién descubrió el espacio existente entre el falso techo del baño y el techo real del local. este espacio tenía unas dimensiones considerables, 150 cm de altura y 5 m2.




 



Hice un agujero en la pared del salón por donde acceder, una escalera a base de varillas de acero soldadas al arco (a modo de como hacíamos de críos pegando palillos de dientes con pegamento imedio) palito a palito, comprobando resistencias y solucionando debilidades con el siguiente palito. Y para acabar coloqué en el interior, superpuesto al falso techo un suelo con tablas de pino de 150x30 mm.


































Con el tiempo, a la escalera de acceso y la entrada de la habitación les hice unos arreglitos necesarios: Amplié la entrada para no tener que convarme al entrar evitando así dolores de espalda, y acabé los escalones para poder subir descalzo, al hacer la mesa del ordenador en la parte de abajo, había que evitar que cayera suciedad de las suelas de los zapatos sobre el monitor.


                    












Aprovechando la altura del local y con la ayuda de Alejandro que puso la primera piedra (la columna de hormigón armado) me hice un trastero al que accedería por el lado del taller. en la foto de arriba podemos ver este espacio en sus inicios, cuando todavía no estaban cerradas sus paredes, y en las fotos de abajo podéis ver este mismo espacio como se encuentra ahora, para permitir la entrada de luz lo más posible le hice unas paredes de paves tanto por el lado del taller como por el de la casa.























































































































































Es increíble lo abundante que era la basura en aquellos tiempos de bonanza, podías ir sustituyendo los muebles en función de ir encontrando otros de mejor calidad y diseño, hasta conseguir tener un mobiliario de lujo con sillones señoriales de cuero y madera de roble tallada a mano, cocinilla bilbaína de gas butano de los años 40 una reliquia muy bella y en perfecto funcionamiento, lámpara de lágrimas de cristal de bohemia, etc etc..




En toda casa taller hace es fundamental una cocina, así que tuve que tirar un muro, ampliando el espacio casa, quedando unida al salón mediante una barra americana que hice con una parte del muro conservada y un tablón de madera como superficie superior, la nevera, fregadero y cocinilla los encontré en la basura.














Para hacer el escurreplatos usé la misma técnica que para la escalera de la habitación: Agujeros de anclaje al muro en diferentes direcciones del diámetro de las varillas para hacer sujeciones, introducir varillas a los agujeros, y comenzar a soldar varillas a estas, uniéndolo todo y haciendo estructura colgante, rigidizar la estructura cada vez más según añades varillas de hierro en los puntos más débiles, y pensar en una forma final útil y bonita donde poder introducir platos, colgar tazas y entremeter calderos y demás utensilios.

Solo me queda hablar un poco de la parte del taller, que ha tenido transformaciones muy poco documentadas. este es un espacio más bien sucio y polvoriento, por lo que no suelo tener la cámara a mano. voy a dejar una retahíla de fotos donde podéis ver mucho, y sin más explicaciones acabo este post esperando os haya gustado.



Agradecimientos:




Han sido muchos los amigos que han ayudado activamente con sus manos, con sus mentes o que han contribuido con su presencia en los diferentes
procesos Creativos y festivos en general. Seguro que se me olvidan nombres, pero ahí van los que puedo recordar:

Blanca, Berto, Alejandro, Vero, Guille, Juan, Angela, Marría, Mon, Jesus, Jaime, María, Javi, Angel, Esther, Rafa, Fra, Gianlu, Eva, Laura, tito, Linda, Tommi, Oscar, Filippo, Robi, Danilo, Ali, Mariva, Dani, Lee, Epo, Davido, Antonio, Borja, Rodrigo, Virginia, Meri, Pablo, Elena, Marta, Merche, Esther, Viky, Paco, Larik, Sergio, Aida, Carmen La Griega, Andres, Lauri, Jorge, Nacho, Ignacio, Gloria, Christos, Marta, Sara, Pipo,Kumbia Querrs, Amira, Rita, Coco, Laura, Mari,  Tahiche, Guenda, Lila, Deivid, Dani, Sebas, Alfred, Paco, Nathan, Asun, Natalí, Corentin, Ana, Marisa, Bruno, Julio, Sara, Carolo, Guillermo, Rubén, Natalí, Sr Miranda, Laura, Marta, Elena, becky, Begoña, Jessica, David, Iñaqui, Celia, Victor, Karsten, Bruno, Chema, Iago, Carmen, Guille, Manu, Marisol, Adam, Miqui, Juancar, Silvia, Carmen, Chistian, Greg, Naoko, Pedro, Ania, Sebas, Rafa, Diana, Nacho, Tommaso, Yaiza, Bea, Niko, Fernando, Norman, Aitor, Javo, Luis, Alex, Íñigo, Tania, Teresa.

Seguro que hay alguien muy importante que se me olvida